La acidez se caracteriza por un aumento de la secreción acido-péptica o ácido clorhídrico por las células del estomago. Se puede producir por muchas circunstancias, entre las causas más habituales destacan los malos hábitos nutricionales como abusar de alimentos que aumentan la secreción ácida como el exceso de alimentos grasos, procesados, azucarados, picantes, bebidas gaseosas y/o comidas muy copiosas.

¿Es lo mismo que reflujo? ¿En qué se diferencian?

Se relaciona con muchas patologías digestivas y metabólicas como la dispepsia, la infección de helicobacter pylori, la toma de ciertos medicamentos, gastritis, enfermedad ulcerosa, entre otras.

En pacientes con acidez, los síntomas más habituales son el dolor o malestar en la parte superior del abdomen de tipo quemazón y ardor. En muchas ocasiones pueden asociarse síntomas de sensación de disconfort abdominal por saciedad precoz, pesadez tras las comidas, distensión y gas abdominal.

El reflujo es otra entidad que puede estar relaciona con la acidez, pero que se diferencian porque en el reflujo hay un paso de contenido gástrico ácido, y a veces no ácido, desde el estomago hacia el esófago produciendo síntomas de pirosis o ardor retroesternal en sentido ascendente que puede alcanzar la garganta dejando un sabor metálico o amargo en la boca, estos síntomas pueden ocasionar lesiones mucosas en esófago, cavidad oral y orofaringe.

El reflujo se puede producir por anomalías estructurales en el esfínter esofágico inferior como la hernia hiatal o también por el efecto de algunos alimentos en la relajación del esfínter esofágico inferior como comidas muy copiosas, grasas, procesados… que favorecen que la secreción ácida ascienda hacia el esófago y produzca los síntomas.

¿Qué porcentaje de personas presenta acidez y qué personas tienen más predisposición?

La acidez es un síntoma muy frecuente que puede afectar entre el 10 y 30% de la población, siendo más frecuente en países occidentales atribuido al estilo de vida y alimentación poco saludable y cada vez más procesada. La incidencia va en aumento y probablemente la mayoría de las personas tengamos algún síntoma relacionado con un aumento de acidez a lo largo de su vida.

En cuanto a personas que tienen más predisposición a la acidez destacaríamos los pacientes con sobrepeso y/o obesidad, con malos hábitos nutricionales, fumadores, alto consumo de alcohol y la toma de medicamentos como los AINES, la aspirina, hierro, digoxina, teofilina, eritromicina, fármacos antihipertensivos como los calcio antagonistas, el uso de anticoagulantes, antiagregantes y algunos fármacos usados para el tratamiento de la depresión como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina.

En cuanto a patologías más habituales relacionadas con un aumento de acidez nombraríamos a la infección por Helicobacter pylori, las gastritis, la ulcera gastroduodenal, las gastropatías por AINES y otras patologías menos frecuentes como pancreatitis crónica, tumores digestivos y algunos trastornos metabólicos.

 

¿Existe la acidez crónica? ¿qué es?

Si, se caracteriza por un aumento de la secreción de ácido clorhídrico por las células del estomago mantenida o perpetuada en el tiempo aproximadamente más de 1 a 3 meses. Si estos síntomas no se tratan adecuadamente, pueden alterarse los mecanismos de protección de la mucosa gastrointestinal y ocasionar patologías digestivas como por ejemplo las gastritis erosivas y la úlcera gastroduodenal. Si, además, se asocia a reflujo gastroesofágico crónico puede relacionarse con la aparición de patologías como el esófago de Barrett.

También existen patologías crónicas que producen una hipersecreción ácida persistente como como la hipersecreción basal ácida y algunos tumores como los gastrinomas en el Síndrome de Zollinger-Ellison.

Es por ello, que ante la persistencia de síntomas digestivos debemos consultar con médicos especialistas en Aparato Digestivo.

 

¿Qué alimentos se desaconsejan a los pacientes con acidez y por qué?

Es importante disminuir aquellos alimentos que aumentan la secreción ácida en el estomago, como los alimentos con alto contenido graso, alimentos muy azucarados, altos en carbohidratos, procesados y picantes, ya que estos alimentos pueden retrasar el vaciamiento gástrico y aumentar la secreción de ácido por el estomago. Existen ciertos alimentos pueden aumentar la secreción ácido péptica como el chocolate, la menta, los cítricos, el tomate enlatado, bebidas con cafeína, bebidas con gas y el alcohol, por lo que sería recomendable disminuirlos e incluso suprimirlos en periodos donde el paciente tenga síntomas digestivos relacionados con un exceso de secreción acida.

También debemos cuidar las preparaciones culinarias evitando los alimentos fritos, rebozados, muy salseados y condimentados. Sería recomendable utilizar técnicas culinarias que aporten menos grasas a los alimentos, como al agua, buscando recetas que utilicen la cocción o hervido, vapor, escalfado, rehogado, plancha, horno y papillote.

Es aconsejable disminuir la cantidad de alimentos en cada ingesta y realizar unas 5 comidas al día. Y aconsejar comer despacio, masticando muy bien los alimentos.

 

¿Qué hacer para evitar o mejorar la acidez?

  1. Debemos esperara la menos 2 horas después de la ingesta hasta acostarse y dormir.
  2. Evitar el sobrepeso y obesidad
  3. Realizar actividad física dirigidas y adecuadas a cada situación personal.
  4. Reducir o suspender el consumo de alcohol y tabaco ya que contienen numerosos estimulantes de la secreción y motilidad gastrointestinal.
  5. En la medida de lo posible y previa valoración por su médico, evitar la toma de fármacos que aumenten la secreción ácido como los AINES, ácido acetil salicílico y benzodiacepinas.
  6. Si se presentan síntomas por la noche, eleve la cabecera de la cama, por ejemplo, utilice tacos bajo la cabecera de la cama, cuñas de gomaespuma o camas con cabeceras elevadoras. Elevar únicamente la cabeza con otra almohada no tiene ningún beneficio. Dormir sobre el lado izquierdo puede mejorar en algunas personas los síntomas por la noche.
  7. En pacientes con síntomas persistentes y/o que no mejoran a pesar de adoptar las medidas higiénico dietéticas adecuadas, deber ser valorados por un médico especialista en Aparato Digestivo.

Conclusiones

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